mardi 16 juillet 2013

3.  LA POLITICA DE PAZ DE BELISARIO BETANCUR 


ALEJANDRO URIBE BEDOYA

El autor es un escritor e historiador que fue expulsado  de varias instituciones de Colombia por sus conocimientos sobre el fascismo.  Él fue expulsado de la FLACSO sede México por profesores franquistas españoles y argentinos que le impidieron graduarse como maestro en Ciencias Sociales.  Fue vetado en la Universidad Tecnológica de Pereira y expulsado de varios colegios entre ellos el Colegio “Manuel Elkin Patarroyo” de donde lo licenciaron  por crear un cine-club antifascista, del Colegio Aquilino Bedoya por defender las comunidades indígenas y del Colegio Agustín Nieto Caballero por crear un sindicato de educadores por contrato.  Él ha sido adoptado como refugiado político por el Estado de Ginebra en Suiza y allí continúa sus estudios sobre la sociedad colombiana.

Desde 1984 se nota en Colombia una actitud sistemática de los diferentes gobiernos por buscar una salida política al conflicto armado y para ello,los presidentes y sus respectivos gobiernos han diseñado diversas políticas de paz a partir de las cuales se ha intentado liquidar la confrontación violenta que han partido de explorar las causas de la violencia bajo diferentes ópticas;lo que es claro es que cada gobierno ha impuesto una lógica de la paz completamente diferente,inspirada en explicaciones también disímiles sobre la causalidad de la violencia.


3.1 BELISARIO BETANCUR, EL CONFLICTO ARMADO Y
LA POLITICA DE PAZ


"Le declaro la paz a mis conciudadanos", expresó el presi­dente Belisario Betancur el siete de agosto de 1982.  Cua­tro años después, el 20 de julio de 1986, reconoció:  "La empresa de la paz es imposible de conseguir".

En el lapso que separa un discurso del otro, el país se desenvolvió en una contradicción que sólo se puede explicar recurriendo al estudio profundo de nuestra realidad social y política:  Los esfuerzos por consolidar una política de paz desde el poder con apoyo de sectores políticos de la sociedad civil y la actividad sistemática de los sectores  derechistas orientada al desprestigio de los proyectos del  Gobierno.

La primera advertencia de los bombardeos contra la paz que se avecinaban la hizo Otto Morales Benitez al renunciar a seguir presidiendo la Comisión de Paz:  "Existen en el país fuerzas solapadas y enemigas del proceso de pacificación  que ha defendido con energía el Presidente(...) Hay en el país sectores derechistas interesados en que fracasen todos éstos esfuerzos y esto debe saberlo la nación entera"[i]

El propósito de eliminar la violencia como recurso, tanto del Estado para gobernar, como de la sociedad civil para reclamar fué el más importante de los proyectos de la admi­nistración Betancur.  Unos concluyen que su fracaso se debió a que el presidente nunca convocó a la movilización de la mayoritaria franja de opinión que simpatizaba con su proyecto; otros hacen énfasis en la crisis fiscal y cambia­ria que afectó al país desde mediados de 1984 y recortó el presupuesto de la paz  incidiendo en su fracaso; otros resaltan el papel del ejército como enemigo de la paz que se dedicó a hostigar y a sabotear el proceso; y hay quienes  señalan que la culpa es de los guerrilleros que nunca entregaron las armas.

Sin embargo, dentro de las evaluaciones ‑aún de los propios dirigentes políticos del bipartidismo‑ tiende a ocultarse cualquier tipo de referencia con respecto al papel de los Partidos tradicionales frente al proceso de paz, aún cuando el progreso de la política de paz nunca dependió del Presi­dente, sino de los Partidos mayoritarios en el Congreso quienes tenían el poder para hacer realidad las reformas políticas, económicas y sociales, ésto es, la Apertura Democrática que siempre ha sido el fundamento de la paz.

A continuación  se hará un breve balance de la con­ducta política de tales Partidos frente a la Política de Paz de la administración Betancur para clarificar las raí­ces de la discusión política acerca del problema de la violencia y la paz a lo largo de la administración del Presidente Virgilio Barco.  Comenzaremos por hacer una descripción del conteni­do de la estrategia del Gobierno y seguidamente demostrare­mos la hipótesis fundamental de éste capítulo:  La respon­sabilidad del fracaso de la estrategia de paz del Presiden­te Belisario Betancur no se debe a él como tal, sino a los Partidos tradicionales que fueron incapaces de asumir el liderazgo que el momento les exigía para hacer realidad la Apertura Democrática.




3.2  PAZ, ELITES POLITICAS E INESTABILIDAD SOCIAL

Al asumir la Presidencia de la República Julio César Turbay Ayala expresaba: 
                  
          Convoco a todos mis compatriotas para que me acompañen en una saludable empresa, que rebasa la simple acción del Estado y requiere la colaboración  resuelta de todos los sectores nacionales y la gran movilización social contra un enemigo (se refiere al Comunis­mo) que diariamente se hace más peligroso, si no se le combate con todas las herramientas posibles.  No se trata de una simple política represiva, sino de un conjunto de medidas         que van desde las de naturaleza económica y social, pasando por las reformas a los códigos, mejorando la dotación policial, perfeccionan­do los servicios de inteligencia,utilizando la defen­sa civil, a la más enérgica actitud de las autoridades y el concurso resuelto de la ciudadanía que hasta ahora ha sido esquiva[ii]


Cuatro años más tarde, al tomar posesión Belisario Betancur señalaba:
                 Levanto una bandera blanca de paz para ofrecer­la a todos  mis compatriotas, tiendo mi mano a los alzados en armas para que se incorporen al ejercicio          pleno de sus derechos, en el amplio marco que tomen las cámaras.  Les declaro la paz a mis conciudadanos sin dis­tinción algu­na: a esa tarea prioritaria me consagro porque necesi­tamos esa paz colom­bia­na para cuidarla cómo se cuida el arbol que convocará  bajo sus gajos a­biertos a toda la familia nacio­nal.[iii]

Tanto la "saludable empresa" de Turbay Ayala, como la "paz colombiana" de Betancur Cuartas eran, cada una en su momen­to, una necesidad de las élites políticas del bipartidismo para consolidar la hegemonía del poder.

La "saludable empresa" para debilitar el avance progresivo de la protesta social en las áreas urbanas y rurales culmi­naría en cientos de detenciones arbitrarias, torturas , asesinatos, desapariciones y en general las más variadas formas de violación sistemática de los Derechos Humanos.   La institucionalización de la represión a través de la Doctrina de la Seguridad Nacional estimularía el surgimien­to de focos insurgentes, los cuales se localizarían en los grandes centros urbanos.  La toma de la Embajada de Repú­blica Dominicana por un comando urbano del M‑19, es una de tantas muestras de la intensidad con que se desarrolló el conflicto armado en el país.

La "paz colombiana" de Betancur sería la estrategia del bipartidismo para restituir la credibilidad y legitimidad del Estado perdida durante el Gobierno anterior.  "Es un riesgo
muy grande en el que había que incurrir.  Yo diría que era inescapable", señala el dirigente Liberal Alfonso López Michelsen.

La propuesta tenía como objetivo reconquistar una amplia franja de la opinión pública parcializada a favor de la guerrilla, tal y como lo confesó el propio Presidente al finalizar su mandato:

                 Asegurar la plena legitimidad del Estado, y la vigencia estratégica de la Constitución, como democracia en orden y en libertad, eran asuntos que no   podrían afianzarse sobre los procedimientos exclusivos e indiscriminados del uso de la fuerza del Estado.Era preciso, como ya se había intentado, y cómo debe­ría  intentarse con mayor vigor, apelar a soluciones políticas y sociales, y perseverar en ellas. Allí donde fueran posibles, no sólo porque de ser exitosas, en algunos casos, significarían una enorme transforma­ción objetiva y moral de la nación,sino también por­que su sólo sensayo despojaría de todo ilusionismo, y de toda aureola de heroismo o de falso sentido justi­ciero, a aquellos que persistieran en sus propósitos de violencia.[iv]


La estrategia de paz de Betancur representaba un sentir nacional.  Esa era la vía y la estrategia correcta del conservatismo para conquistar el poder; era necesario aban­donar la ideología de la Seguridad Nacional como recurso de gobierno; esa era la condición necesaria para llegar a la Presidencia.  Betancur la supo interpretar, convirtió la paz en el centro de su campaña electoral ganandose con ello el favor de las mayorías electorales.

Posesionado cómo Presidente, Betancur iniciaría una de las más audaces estrategias de paz que conozca la historia colombiana.  Por primera vez se le daba tratamiento políti­co a la gue­rrilla; los polos en conflicto se sentaban en la mesa de las nesgociaciones:  La violencia daba paso a la política como forma de solución de los antagonismos y con­tradiccion­es.

3.3  EL CONFLICTO ARMADO Y LA POLITICA DE PAZ


La paz fué la parte esencial de la campaña electoral de Belisario Betancur; esa palabra siempre estuvo presente en sus discursos y el día de su posesión como Presidente ex­plicó cual era según su punto de vista el significado de ella:
    
          Así podremos lograr la paz que todos anhelamos, centro de mi campaña nacional y meta de nuestro desuelo;  una paz sin retaliaciones ni vindictas; una paz que incor­pore a todos los colombianos en la actividad ciudadana y les dé la posibilidad de realizarse económica y socialmente y de participar en la vida democrática;una paz que garantice el pleno ejercicio de los dere­chos y al mismo tiempo          demande el cumplimiento de las obligaciones; una paz que sea el fundamento de la seguridad colectiva, que permita establecer la demar­cación entre la confrontación política desviada de sus cauces normales y cualquiera de las modalidades del delito.[v]



Para hacer realidad esa promesa, diseñó toda una estrategia que partía de concebir los orígenes de la violencia en las deformaciones estructurales de la sociedad colombiana.  La insurgencia armada se consideraba como un efecto de las deficiencias del Estado y de la impotencia de la población para participar de las decisiones que determinan su propio futuro.

3.3.1 La Estrategia de Paz y sus componentes

La política de Paz para el gobierno de Betancur, debería ser integral y coherente; integral en cuanto enfrenta los diversos factores internos y externos que han venido engen­drando la violencia en el país:
    
          La frustración de comunidades inmersas en un contexto de rápidas transformaciones pero impotentes para participar en las decisiones que determinan su propio destino y para hacer oir su voz en las instancias constitucionales establecidas para el efecto; la frecuente incapacidad del Estado y sus     instituciones para adaptarse a tales transformaciones y apoyar los esfuerzos de desarrollo de tales comunidades; la uti­liza­ción de la violencia armada como estrategia in­fructuosa y esterilizante para conseguir cambios en ocasio­nes plenamen­te justificados:  El conflicto polí­tico o ideo­lógico, en fín, es entre los grandes cen­tros de poder a escala mundial que pretende capitali­zar el descontento y, en ocasiones, favorecer su ex­presión por medios violentos.[vi]

Coherente, por cuanto "resulta de un análisis objetivo de las delicadas situaciones de orden público que ha vivido el país durante las últimas décadas y de las soluciones propuestas para resolverlos".[vii]

Ese análisis permitía, según el Gobierno de Betancur, no sólo identificar con claridad los factores de perturbación sino estructurar cuidadosamente los frentes que debían abarcarse para atacarlos:  Reformas Políticas e institucionales presentadas al Congreso de la República; Reformas Sociales y Económicas  que se discuten en ese ambicioso foro que era el gran Diálogo Nacional; diálogo con las guerrillas para lograr su reintegración a la vida ciudada­na; Plan Nacional de Rehabilitación para transformar los escenarios de la violencia en campo fértil para la solidaridad y el desarrollo; seguridad ciudadana para enfrentar las acciones delictivas y garantizar justicia pronta e imparcial; y, por último, mediación en el conflicto centroaméricano para "extender los beneficios de la concordia" a los estados vecinos y evitar, de paso "que el incendio de una lucha armada generalizada en la región se trasmita a Colombia y, aún, a otros países latinoaméricanos".  El siguiente esquema resume la Política de Paz (Vease página siguiente).[viii]

Para el Gobierno de Betancur, sólo una política de paz integral y coherente cómo ésta, traería la paz a Colombia.El Estado ya no sería el verdugo que se dedica a perseguir comunistas, sino el pacificador que asume el reto de comba­tir las causas objetivas y subjetivas de la violencia;  "...El Pacto de Paz es así, un Pacto para el pleno desarro­llo de la democracia y la constitucionalidad".[ix]

El Primer compromiso del Gobierno ‑según palabras del pro­pio Presidente‑ sería aproximar las condiciones de la Paz, mediante el diálogo y un control razonado y graduado de la fuerza:

   
          sea esta, o no, una guerra no declarada, sobre lo cual existen opiniones diversas,debe reconocerse, como lo han hecho los clásicos tratadistas del asunto que el     conflicto se libra y se decide, antes en el terreno moral y político, que en el militar. Nada legitima,o hace perder credibilidad, como el empleo calculado,civilizado y sujeto al derecho de la fuerza, o en sentido contrario, su ejercicio de justificación ética o legal".[x]


Sin embargo, el sólo diálogo dificilmente podría arraigar en modo duradero, sino era complementada con una labor persistente y decidida tendiente a superar las condiciones subjetivas y objetivas de la violencia.  Aquí ‑según el Presidente‑, se trabajó en dos frentes complementarios:
1.  Apertura Democrática:  "...diseñada para dar más ampli­tud y profundidad a la participación ciudadana, para modernizar los Partidos, sus ideologías y sus formas de competencia; y, en fín, para mejorar la separación y el control recíproco de los poderes; y, en fín, para mejorar la separación y el control recíproco de los poderes públicos, y sujetarlos a la fiscalía ciudadana"

2.  Reforma del Estado:  "...De modo que se devuelva la certidumbre sobre su eficiencia como promotor del desarrollo económico y social.  A esto hacen referencia,la modernización de una planeación participativa y de los esquemas de concertación de la política económica y social;la consolidación económica; la autonomía regional y la elevación del municipio, y el ordenamiento del cambio social".[xi]

3.3.2  EL PLAN NACIONAL DE REHABILITACION Y LA POLITICA DE PAZ

‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑
Componentes de la      Instrumentos      Responsabilidad
 Política de Paz        estratégicos     en decisión o a‑                                                   plicación
‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑
Reformas políticas,     ‑Gran Diálogo     ‑Congreso de la
económicas y socia‑      Nacional          República
les                     ‑Entidades na‑    ‑Otras instan                                     cionales          cias consti                                                        tucionales                                                         y legales
Transformación de       -PNR              -Entidades na   
los escenarios de                            cionales,de
la violencia.                              partamentales
                                           y locales.

Reincorporación        -Diálogo con       -Congreso
de los alzados en       la guerrilla               
armas a la vida civil   a travéz de la    -presiden.
                        Comisión de Paz.  -Rama judic.
Seguridad ciudadana    -Protección del    -Rama ejecutiva
y lucha contra el       orden público     -R.judicial
delito.                                   -Fuerzas A.

Apaciguamiento de      -Grupo contadora   -presidencia
las tensiones inter
nacionales en la
región.
‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑
Tomado de:  EL PLAN SOCIAL POR LA PAZ. Una estratégia
de participación comunitaria. Ob. Cit. P.11                        
A) EL PLAN NACIONAL DE REHABILITACION: 
OBJETIVOS Y REGIONES

Uno de los elementos más importantes al cual se destacarían la mayor parte de los recursos sería el Plan Nacional de   Rehabilitación (PNR).  Este buscaría erradicar de las re‑  gio­nes afectadas por el conflicto armado, los factores que hacen que de ellas un medio propicio para la propagación de l­­­­­a violencia: 
    
          Indudablemente la paz no está en las acciones promotoras del desarrollo, por importantes que sean;ella reside en la población y sólo ésta puede generarla. Por tal razón, la estrategia del presente plan se basa en la necesidad de lograr que la comunidad tome conciencia de que es posible ejercer su derecho a la paz y, correlativamente, de que         tiene el imperioso deber de resolver pacíficamente los conflictos ineludibles en la vida social. Ahora bién,el ejercicio de ese derecho sólo puede hacerse realidad          sobre el soporte de unas condiciones económicas, sociales y materiales que corresponde al Estado proveer y que el presente Plan hace explícitas, a nivel de las    prioridades más urgentes para las diferentes regiones incluídas en él".[xii]


El PNR, tendiente a transformar los escenarios de la volencia, fue sin lugar a dudas el programa piloto del Gobierno en materia de paz.

Paralelo a la iniciación de una política de diálogo y tre‑ gua con el movimiento guerrillero, y mientras avanzaban las bases para la reforma política, el Gobierno destinó recursos y personal humano hacia las zonas afectadas por la  violencia: "El desarrollo es el nuevo nombre de la Paz"; fue la Filosofía con que llegó a las comunidades con la promesa de mejorar sus condiciones de vida; ese plan debe­ría pasar segun lo señalado por el Gobierno, por tres fases:

FASE I (1983‑1985):  Acciones de apoyo a la creación de condiciones para la Paz 
 
FASE II (1986‑1988):  Obtención de la Paz

FASE III (1988‑   ):  Consolidación de la Paz

Para ello el Gobierno destinaría recursos especiales del presupuesto a la vez que se apoyaría en los recursos de otras entidades oficiales nacionales y regionales, así como d­el sector privado. Las inversiones se harían para fortale­cer la Participación comunitaria, la Salud y la Nutrición,la Justicia,la Educación, la Vivienda,Transportes y Prod­ucción.

Era el primer gran intento por transformar las condiciones s­­­­­­ociales que generan el enfrentamiento armado en el país. E­­­­l esquema sería la guía general que se aplicaría en cada u­­­­na de las zonas de confrontación.

Para la aplicación práctica del plan, el gobierno de Betan­cur hizo un completo estudio de la distribución espacial del conflicto armado, partiendo de reconocer la existencia d­­­­­e objetivos específicos que incitan a la violencia en cada r­egión y distinguiéndolas de las causas globales de confron­t­ac­ión:  "...Sólo un conocimiento de los factores que  han  hecho de las referidas regiones escen­arios propicios  para  la violencia, permitirá identificar convenientemente las acciones que podrán atacar tales factores en cada regiòn"[xiii].

Según el Gobierno, el PNR abarcaría más de tres millones de habitantes, cerca del 13% de la población nacional, y se extendería sobre unos 206.000 Kilómetros cuadrados, o sea alrededor del 25% de la superficie del país y más específicamente en las zonas de influencia del movimiento  guerrill­ero.

Para efectos administrativos,la aplicación del Plan fue dividida regionalmente.  Tendrían prioridad aquellas regiones en las cuales existieran focos de conflicto armado. Esas regiones, catorce en total, fueron:  Alto Magdalena, Alto Sinú, San Jorge, Alto Saldaña, Arauca, Ariari‑Guayabe­ro, Bajo Cauca, Caquetá, Putumayo, Bota caucana, Cauca cen­tro‑occidente, Cauca norte, Cesar, Magdalena Medio, Río Mi­nero, Sumapaz y Urabá (Ver mapa 1).

Cada una de éstas regones concuerda con aquellas áreas don­de operan frentes guerrilleros;  eran, según el plan,las áreas más abandonadas del país, donde la presencia del Estado era superflua.

B)  Amnistía,Comisiones de Paz y Acuerdos de la
Uribe:  Los otros instrumentos

Meses después de posesionado el Presidente Betancur tanto  é­­­­­­­l como su gabinete empezarían a desarrollar las activida  des tendientes a hacer realidad su proyecto.

Hasta el 28 de Mayo de l984, fecha en la cual se firman los Acuerdos de La Uribe con las Farc, el Presidente Betancur  h­­­­­abía desplegado todos sus esfuerzos hacia la consolidación del díalogo con todos los movimientos guerrilleros; había  p­­­­­uesto empeño y recursos en el Plan Nacional de Rehabilitaci­ón y había dado un vuelco radical a la política internacion­al, con la ayuda de un gabinete homogéneo en la necesidad d­­­­­e conseguir la paz, a excepción del ministro de de­fe­n­sa Fernando Landazabal Reyes quien asumió una actitud crít­ica y deliberante frente a la propuesta.

Lo primero que hizo el Gobierno fué crear, a través del de­creto 2771 de 1982, la Comisión de Paz que se encargaría de iniciar los contactos con los movimientos guerrilleros tendientes a impulsar el diálogo, la tregua y la cesación  de hostilidades como mecanismos de reincorporación de la guerrilla a la vida civil.  Ya durante el gobierno de Turbay  Ayala se había creado una comisión de paz producto de la iniciativa del expresidente Carlos Lleras Restrepo, pero con unas características demasiado estrechas.  Esta nueva  Comisión de Paz era ampliamente pluralista:  De ella hacían parte los más diversos sectores políticos.

Lo segundo, sería la presentación ante el Congreso dela República de un proyecto de Amnistía General a la guerrilla, presentado como sustitutivo al proyecto de ley núme   ro 13 de 1982.  Luego de un álgido debate con diversos proyectos, el Congreso aprobó el 19 de Noviembre la Ley 35 de 1982 que decretaba la Amnistía General sin condiciones.

A lo largo de l983 se notaría un viraje total de la política internacional que rompería el eje Washington‑Bogotá creado por el gobierno anterior. La primera manifestación de lo que sería la política internacional fué el discurso  presidencial del tres de diciembre de 1982 con la ocasión  de la visita del presidente Reagan a Colombia, donde censu­raba la posición de Estados Unidos frente al problema de las islas malvinas y le prometía a su colega norteamérica‑ no la no alineación en materia de política internacional.

En Enero de 1983, el Gobierno de Betancur impulsa una reu‑ nión en la isla panameña de  Contadora con los cancilleres de Panamá,México y Venezuela. Allí le dan vida al grupo de  Contadora que iniciaría una importante actividad de pacificación en Centroamérica.  En Octubre de 1983, éste grupo haría público el Documento de objetivos para la distensi­ón y la paz en Centroamérica.  El primero de ellos sería "Promover la distención y poner término a las situaciones de conflicto en el área, absteniéndose de realizar toda acción que ponga en peligro la confianza política o que tienda a obstaculizar el objetivo de lograr la paz, la seguridad y la estabilidad en la región".[xiv]

El debate sobre la Apertura Democrática se inició desde septiembre de 1982 siendo ministro de Gobierno Rodrigo Escobar Navia quén convocó a una cumbre política multipartidista para discutir el marco de la propuesta de 10 puntos tendientes a transformar el Estado, los Partidos, la Administración nacional y seccional. Esta propuesta se concre­tó en distintos proyectos de Ley que presentó el Gobierno al Congreso de la República en la legislatura ordinaria de 1983.  Los diez puntos fueron:

1.  Legalización o institucionalización de las distintas
    fuerzas políticas.
2.  Robustecimiento o institucionalización de la Registraduría.
3.  Financiación de las campañas electorales por el Estado y control eficaz no sólo estatal, sino social, de las fuentes financieras y los usos de los ingresos de los  diferentes sectores que concurren a los diversos procesos electorales.  
4. Adopción de una carrera administrativa adecuada a las características y las necesidades del país.
5. Definición y establecimiento de un estatuto claro y completo de los derechos, los métodos, las obligaciones y  las responsabilidades que tendría la oposición al Estado.
6. La elaboración del Derecho a la información.
7. La vigilancia de los deberes y las responsabilidades del    Estado y la administración pública y la tutela de los derechos de las comunidades y del ciudadano.
8. La Modernización y el fortalecimiento de las autoridades los instrumentos que tienen bajo su cuidado.
9.  La descentralización administrativa, el fortalecimiento de las administraciones departamentales y el robustecimiento de las comunidades y los gobiernos locales,E­lec­ción Popular de Alcaldes al menos en los grandes centros ur­banos.
10. El desarrollo de las normas y principio de la Constitución.  Revitalización y enriquecimiento del orden jurí­dico, político y social, definición social de la propie­dad tanto urbana como rural, creación del derecho urbano y de las bases del Gobierno de las grandes ciudades en marcha; la promulgación de los nuevos derechos del mar, del espacio, de nuestra riqueza minera y energética.                                             

A lo largo de 1983, el Gobierno profundizó los contactos   con los movimientos guerrilleros para poner en marcha el   tercer componente de su Política de Paz.  El treinta de    enero en el municipio de Colombia, Departamento del Huila,  La Comisión de Paz se reunió con el Estado Mayor de las   Farc y ambos expidieron un comunicado conjunto en el que se resaltaba el papel progresista de la Ley de Amnistía, y en el que convenían realizar nuevas reuniones conjuntas,
    
          Para ayudar a consolidar los programas de Paz y estimular las propuestas de cambio social y económico.  Además aspiramos a que en ellas participen otros representantes del Gobierno, que, en el menor tiempo sea posible que estén presentes los altos mandos militares con los antiguos combatientes para que ya nadie dude en Colombia de la armonía creadora que debe preocupar a todos los hijos de ésta tierra nuestra que ha sufrido tantos desarraigos.[xv]                                                ­­

En Octubre de 1983, el Presidente Betancur se entrevistaría personalmente  con los máximos dirigentes del M‑19, Iván Marino Ospina y Alvaro Fallad en Madrid.  El cénit de las conversaciones de Paz sería el 28 de Mayo y el 30 de Agosto de l984 con la firma de los acuerdos de La Uribe, El Hobo y Medellín.  Aquí culminaría la primera etapa del proceso de Paz, con lo cual se iniciaría una segunda en la que la discusión en torno a la Apertura Democrática sería el centro del debate nacional.

3.4  Tregua y Estabilidad Bipartidista

El Plan de Paz de Belisario Betancur ha sido el más importante  proyecto de solución al conflicto armado que conozca la historia contemporánea colombiana.

Con él se trató de excluir la violencia de las contiendas; Se trataba de limitar el combate de los adversarios políticos enfrentados militarmente y generar las condiciones de  la integración de los polos opuestos hacia formas de lucha política más civilizadas.  Era una forma política de enfrentar un problema político:  "...La política tiende a    remplazar los puños, los cuchillos, las lanzas, los fusiles, por otras armas de lucha (...) los procedimientos democráticos son, de esta manera, medios de expresión de las luchas políticas más moderadas, más suaves y menos brutales que la violencia física".[xvi]

La decisión de un sector de la Burguesía Nacional de enfrentar políticamente el problema de la guerrilla se debía a  la imposibilidad del bipartidismo de derrotarla por la  vía militar.  La estrategia de la integración de la guerri­lla al sistema democrático‑burgués era así mismo una forma de garantizar la estabilidad en el tiempo del régimen bi‑  partidista que amenazaba con transformarse en un régimen   autoritario ante el progresivo desbordamiento del conflicto armado frente a la capacidad de control social del Estado;
    
          Cuatro años después de haber iniciado el proceso de paz, ha desaparecido entre nosotros el riesgo del enfrentamiento total, o de la aplicación de fórmulas que le abran un paréntesis a las instituciones democráticas, con su sistema de libertades públicas, derechos humanos y garantías sociales. El conflicto se desaceleró y la democracia mostró que era capaz de hacer le frente a la subversión. En otros términos, se desactivó la peligrosa bomba de tiempo que amenazaba la estabilidad del régimen.[xvii]



La mayor responsabilidad del fracaso de la política de paz de Belisario Betancur la tienen los Partidos tradicionales.Desde la simple exigencia de entrega de armas sin ningún tipo de garantías hasta la oposición radical a la tregua y cualquier tipo de reformismo.  Jaime Castro no comparte éste punto de vista;   
    
          ...Si bien el Partido (Liberal) no se declaró en ningún momento solidario políticamente con el proceso, por no haber sido oportuna y oficialmente consultado e informado sobre su naturaleza y alcance, tampoco lo obstaculizó, como hubiera podido hacerlo, negando con sus mayorías en las cámaras los proyectos de ley que constituían pieza maestra del    mismo, como fueron los de Indulto y Amnistía.Por el contrario, colaboró en los debates respectivos, mejoró el articulado y los votó favorablemente, aunque a manera de constancias presentó reservas sobre algunos de sus alcances. Lo mismo puede decirse en relación con las iniciativas sobre reforma política, como señaló,son también capítulo          importante del proceso de paz.

Y concluye:  

          El Liberalismo no obstaculizó la tarea del Gobierno `poniendoles palos en las ruedas a la ejecución de los compromisos con la nación' tampoco podía hacerlo porque la política de paz que se adelantó no es contraria a los programas liberales, como lo demuestra el hecho de que en otras épocas haya emprendido tareas inspira­das en la misma filosofía y principios, y que haya convertido el tema de la paz que se adelantó no es contraria a los programas liberales, como lo demuestra el hecho de que en otras épocas haya emprendido tareas inspiradas en la misma filosofía y principios, y que haya convertido el tema de la paz y la solución política para el alzamiento guerrillero, en el prioritaria de su campaña presidencial.[xviii]


A continuación demostraremos lo alejada que se encuentra la

reflexión del exministro de la realidad.







A)  LA CRISIS DE LA POLITICA DE PAZ Y LA

CONTINUIDAD DE LA VIOLENCIA POLITICA


3.1.4.1  Los Partidos: un compromiso sin voluntad de cambio


La audiencia generada por la firma de los acuerdos de La  Uribe tanto a nivel nacional como internacional obligaba a todos los colombianos a pronunciarse a favor de la Paz.  El 28 de Mayo "Día de la Paz", todos dijeron apoyar el diálogo. Este era evidentemente uno de los hechos políticos más significativos de la Historia Latinoaméricana contemporánea, y quién se pronunciara en su contra sería señalado como "enemigo de la Paz".  Quienes estaban en contra de los acuerdos deberían fingir mientras llegaba la oportu­nidad de hacer público su verdadero sentir.

Uno de los comunicados más significativos del día, fué el expedido por el conjunto de los Partidos Políticos del país titulado "El día de la Paz":
    
Los suscritos representantes de las distintas fuerzas políticas del país, convencidos de la importancia historica del próximo 28 de Mayo, día en el cual comenzará la tregua acordada por el gobierno y los más importantes movimientos alzados en armas, proponemos ratificar la trascendencia de éste hecho con la celebración del día de la paz por parte de todos los estamentos y organizaciones de la nación.[xix]

Con éste documento la política de Paz del Gobierno, al menos en el discurso simbólico de los comunicados, recibió el visto bueno de los partidos.

Dos años despues, ya culminado el periódo presidencial de la administración Betancur, el proceso de paz atravesaba por un total deterioro.  El M‑19 habia roto la tregua el   21 de junio des 1985.  Posteriormente el EPL regresó a la  guerra ante el asesinato de Oscar William Calvo, la tregua con las FARC, aunque se había prorogado en términos indefinidos desde el primero de abril de 1985, en la práctica ya se había roto puesto que los combates de los frentes con las brigadas militares hacían parte de la actividad cotidiana. La doble toma del Palacio de Justicia fué quizá la más cla­ra  muestra de hasta dónde había descendido el proceso de  paz.

B.  Apertura Democrática:  El fundamento de la Paz

Aún antes de firmados los acuerdos de paz se insistió en la necesidad  de la Apertura Democrática, a través de la apro­bación por el Congreso de las Reformas Económicas, Políticas y Sociales como medio esencial para conseguir la Paz.

Ese era el primer componente de la Política de Paz del Gobierno, tal y como lo explicamos en páginas anteriores.  Los  propios dirigentes guerrilleros insistieron es que se transformarían en movimientos políticos legales si se modicaban las condiciones que generan la lucha armada, a través de un conjunto de reformas al régimen político y al sistema económico.[xx]

En general, los acuerdos con los grupos guerrilleros por su contenido se podrían caracterizar como proyectos reformistas.  Por ejemplo, el punto octavo de los Acuerdos de La Uribe, expresa: La Comisión de Paz da fé de que el gobierno tiene una amplia voluntad de:

a. Promover la modernización de las instituciones políticas, dirigida a enriquecer la vida democrática de la nación e insistir ante las cámaras en la pronta tramitación de los proyectos sobre reforma política, garantías a la oposición, elección po‑           pular de alcaldes, reforma electoral, acceso adecuado de las fuerzas políticas a los medios de in‑    formación, control político de la actividad estatal, eficacia de la administración de justicia, impulso al proceso de mejoramiento de la administración pública y nuevas iniciativas encaminadas a fortalecer las funciones constitucionales del Estado y a procurar la constante elevación de la moral pública.

b.Impulsar vigorosamente la aplicación de una políti­ca de Reforma Agraria.
     
c.Robustecer y facilitar la organización comunal, de usuarios campesinos y de indígenas, las asociaciones cooperativas y sindicales en favor de todos los trabajadores urbanos y rurales, así como sus organizaciones políticas.
     
d.Hacer constantes esfuerzos por el incremento de la educación a todos los niveles, así como de la salud, la vivienda y el empleo.[xxi]

De igual manera, los acuerdos con el EPL y el M‑19 señalan en algunos de sus apartes:

          La Comisión de negociación y Diálogo tiene la certeza de que el Gobierno buscará lograr, con el concurso de los Partidos Políticos y el Congreso  la participación ciudadana, un amplio acuerdo que permita modernizar y fortalecer la vida democrática del país. Como parte esencial del presente acuerdo, se convocará a un GRAN DIALOGO NACIONAL en el que participen, con plena representatividad, las distintas fuerzas del pa­ís.  Ese gran debate político tendrá por temas centra­les: la discusión y desarrollo democrático de las reformas políticas, económicas y sociales que requiere y demande el país en los campo institucional, agrario,laboral, y urbano, de justicia, educación, universidad, salud, servicios públicos y régimen de desarrollo económico.[xxii]

La necesidad de la Apertura Democrática fué reivindicada por el 13 Congreso del Partido Comunista Colombiano.  Posteriormente el 14 congreso recalcó la necesidad de las reformas como condición para una Democracia Avanzada con Paz y Justicia social para todos los colombianos.  La declaración final del IV Foro Nacional de Derechos Humanos conclu­yó:  "Este proceso defícil de la paz no podrá consolidarse si no se acometen las Reformas estructurales, políticas,económicas y sociales que el país necesita y que las mismas causa de la violencia en Colombia exigen".

La declaración final del V Foro reunido el 25 de Abril de  1987, recalcaba que;

          ...se necesitan cambios fundamentales en el régimen económico y social.  Las instituciones repúblicanas desde hace varios lustros adolecen de una reconocida inadecuación de las transformaciones de la Economía que ha registrado progreso cuantitativo sin beneficio social generalizado, dentro de los parámetros de un sistema distributivo del rendimiento general del trabajo nacional.[xxiii]


C.  El Desarme:  ¿Camino hacia la Paz?

La evasión de la responsabilidad de los Partidos con res‑  pecto a la creación de condiciones para la integración de los grupos sociales alzados en armas a la lucha política legal a través de las reformas económicas, políticas y sociales se puede apreciar en la percepción de las facciones más importantes y con mayor poder parlamentario de lo que era la esencia  de la paz:  La Apertura Democrática.


Para algunos dirigentes el centro de la Violencia y la Paz en nuestro país no es la Apertura Democrática, sino las armas de los guerrilleros.En su momento, el expresidente Carlos Lleras expresó:

          ...Quienes se acogieron a la amnistía y quedaron cobijados con perdón y olvido no entregaron una sola arma, prefirieron seguir cometiendo el delíto continuado de mantenerlas en su poder o, posiblemente, las entregaron a quienes siguieron activamente en la lucha(...) la conducta de quienes así siguieron actuando contras­ta con la observada por la mayor parte de las guerrillas liberales cuando tomó el poder el general Rojas Pinilla.  Recuerdo muy bién las fotografías que mostraron a los guerrilleros del Llano desfilando ante los oficiales del ejército,después de depositar sus fusiles.[xxiv]

Y a través de la gran prensa bipartidista  se difundió esta idea, lo que implicaba considerar la rendición de los guerrilleros como el camino hacia la finalización del conflic­to armado:  "...lo que no es razonable es que puedan existir grupos subversivos que al aceptar un convenio de Paz, y, teniendo en cuenta la buena fé de las partes, pretenda  guardarse las armas y tal vez seguir importando material bélico en una tarea que es potestativa y exclusiva de las fuerzas Armadas".[xxv]

La  oposición a cualquier tipo de Apertura política y la rendición de los guerrilleros como determinante de la paz  dificultó los esfuerzos del gobierno y de los sectores progresistas de cumplir con el componente fundamental de su Política de Paz.

Quienes así concebían la política de paz que era sin lugar a dudas una amplia franja mayoritaria en el Congreso, depositaron siempre la balota en contra de cualquier propuesta de cambio. Esa era la línea política y ella terminó por llevar al desastre el proceso de paz.

D.  Partidos y Elección Popular de Alcaldes

          No cabe duda sobre el compromiso del Liberalismo con el propósito de paz, como condición esencial para la solución democrática de los grandes problemas nacionales. El Parti­do ha estado presente en la aprobación de los principales proyectos de ley encaminados a procurar la recuperación de la normalidad ciudadana, des­de la Amnistía y el indulto     hasta las iniciativas des­tinadas a la modernización del sistema político colom­biano, como los referentes a la institucionalización de los Partidos y la Elección Popular      de Alcaldes.[xxvi]

Cualquier observador desprevenido que lea el anterior párrafo quedaría con la idea fija en la mente de que la vanguardia en la lucha por la paz en Colombia es el Partido   Liberal.  La presencia en la aprobación de leyes como la Elección Popular de Alcaldes tanto de éste Partido como del Conservador es censurable y discutible en la medida en que éstos, tal y como lo demuestran los hechos, asumieron una conducta política ampliamente antireformista.  Esa actitud que colocó hasta el último momento el más importante de los proyectos de descentralización  al borde del descalabro, es en la práctica una prueba del pobre compromiso de los Partidos con los propósitos de pacificación.

El periódico El Tiempo del día 21 de Noviembre de 1984 en  encabezado titulado "Incierta anoche la elección de alcaldes" recuerda lo que era el medioambiente político el día de la discusión del proyecto en el Congreso:  Una fuerte oposición de Conservadores y Liberales en la Cámara de Representantes  tenía  al borde del fracaso la elección de alcaldes, pese a los esfuerzos del gobierno por salvar el proyecto.  Entre tanto tres de los precandidatos del Li­beralismo, Augusto Espinoza Valderrama, Otto Morales Benitez y Victor Mosquera Chaux, se pronunciaron contra la iniciativa, durante la reunión de tres horas y tres cuartos que sostuvieron con la comisión política central del Partido. La oposición a la iniciativa fué encabezada por más de 50 representantes conservadores, a quienes se unieron por lo menos unos 40 liberales que cuestionaron duramente la elección.

Otros titulares de prensa, nos dan argumentos para juzgar el papel de los Partidos en éste proyecto:  "La elección de Alcaldes se define el martes en la cámara."Rebelión" de los Conservadores;nadie quiere aprobar el proyecto".

En realidad la discusión con respecto a la aprobación o no de la Elección Popular de Alcaldes, dividió a los Partidos. El proyecto enfrentó inclusive al presidente con sus copartidarios quién advirtió a los congresistas del Partido Conservador "que si fracasa la elección de alcaldes sería  un descalabro para el Partido Conservador y no para el jefe del Estado".[xxvii]

Paralelamente a la álgida oposición por parte de fracciones de los Partidos en las cámaras, la discusión en torno a la Elección Popular de Alcaldes  llegó a todos los sectores sociales del país.  Uno de los primeros en pronunciarse contra el proyecto fue el expresidente liberal Carlos Lleras Restrepo, quién advirtió: Combinemos la Elección Popular de Alcaldes con la institución del "cabildo a­bierto" y tendremos sentadas las bases para una perma­nente alteración del orden.[xxviii]  El concebir la Elección de Alcaldes através del voto popular como una concesión a la guerrilla, no fué sólo un mecanismo de justificación de su desacuerdo por dirigentes políticos de ambos Partidos, sino también por algunos periódicos conservadores:  "una elección de alcaldes bajo la presión armada de la guerrilla y el narcotráfico, es democrática ni saludable para la nación".[xxix]

El columnista D'Artagnan en El Tiempo, ayudaba a crear el medio ambiente de oposición dias antes del debate en la Cámara: 
    
          ...en éstos momentos, sería más que insensato absurdo aprobar algo que evidentemente facilitaría a los grupos armados (...) tomarse las alcaldías por medios le­gítimos, aunque sin renunciar a sus armas, en forma muy ventajosa frente a sus adversarios, que serían los candidatos desarmados de los Partidos tradicionales.Y concluía afirmando que la Elección Popular de Alcaldes era "la legitimación de la subversión a través del sufragio universal".[xxx]

Otros, como Oscar López Pulecio afirmaban:  "La elección de alcaldes es ante todo la concesión total del mundo político tradicional, la apertura de las esclusas que contenían el clientelismo, la politización hasta lo imposible de la administración municipal, la apoteósis de la clase política, que nos quieren vender como un triunfo de la democracia y  la participación ciudadana".[xxxi]

La atomización partidista con respecto a la aprobación o no del proyecto de la Elección Popular de Alcaldes, demostraba la falta de unidad de criterio en el interior de los parti­dos y de éstos con el ejecutivo acerca de los caminos más viables para conseguir la paz.

Esa falta de unidad, detrás de la cual se ocultaban intereses de clase, unida a una actividad sistemática y planificada desde otros sectores sociales contra la política de paz del Presidente Betancur, daría al traste con cualquier posibilidad de integración política.  La crisis paulatina de los acuerdos con la guerrilla, el incremento de la violación de los Derechos Humanos, el desmonte progresivo y paulatino del proyecto de paz de Betancur generaría a lo largo de los dos primeros años de administración Barco, un contexto de violencia nunca antes presentado en el país.

E.  Reformas e Ideología militar

Otras fracciones políticas aún más radicales, generaron un clima de oposición a los Acuerdos de Paz bajo el principio de que éstos eran una entrega del país al comunismo internacional.

La ideología de la Seguridad Nacional, en gran medida fortalecida material y espiritualmente a lo largo del anterior gobierno, se convirtió en el mayor obstáculo para la con­solidación del diálogo y la convivencia democrática.La política exterior independiente y deliberante frente al pentágono norteaméricano significaba un reto para quienes  se educaron en las escuelas militares de Estados Unidos, bajo los principios de la bipolaridad y del alineamiento natural de los países del cono sur al bloque occidental.

Los primeros en asumir una conducta política de oposición  al Plan de Paz, fueron los militares.  En los noticieros, cocteles, resaltaban el alineamiento de las Fuerzas  Arma‑ das a los proyectos del Gobierno como un "deber constitu‑  cional", pero en las brigadas militares anunciaban a los oficiales y soldados que la paz era un Cabayo de Troya del comunismo para tomarse el poder.

"La paz es guerrillera" era su consigna y de ella se apropiaron muchos dirigentes políticos, no tanto para defenderse de la amenaza del enemigo interno, sino para sembrar el pesimismo en un proceso que amenazaba seriamente con golpear sus privilegios.

El folleto "Democracia Avanzada" que circuló por todas las brigadas del país nos sirve como referencia para consultar lo que ha sido un punto de vista militar con respecto a los proyectos de pacificación.Los acuerdos de Paz son ‑según éste material‑ "la columna vertebral de la nueva estrategia Marxista‑Leninista(...) es un procedimiento similar al Cabayo de Troya.  Se trata de  obtener el máximo espacio político, que les garantice posi­ción y reconocimiento como movimientos políticos legales".


          Los subversivos utilizaron muy hábilmente los medios de comunicación. Basados en el sofisma de la paz argu­yeron estar dispuestos a colaborar con la pacificación del país. Aprovecharon la ocasión para atacar las Fuerzas Arma­das,enjuiciándolas y condenandolas como los enemigos de la paz, como las causantes de la violencia en los campos y como las responsables de la apa­rición de m­ovimientos subversivos en Colombia.[xxxii]


Según el documento, la lucha por la Amnistía y los derechos humanos, las propuestas de reforma política,la unidad sin­dical, la paz, la tregua, el diálogo nacional son parte de la segunda etapa de la estrategia del comunismo para tomar­se el poder.

El folleto culmina con una visión apocalíptica respecto a  los acuerdos de paz: El objetivo seguirá siendo la toma del poder. Es la estrategia del comunismo para 1985 y las próximas elecciones. El Plan se ha estado cumpliendo y lo seguirán realizando, si la democracia y sus dirigentes no toman conciencia del problema actuando de inmediato. El comunismo sabe hacia dónde se dirige. Nos ha acercado al abismo de la propia destrucción, aprovechando la indiferencia, la apatía y la pasividad de los colombianos.


El nuevo calificativo de "ciudadanos colombianos" dado por el presidente Betancur a lo largo de su mandato a los alza­dos en armas, frente al calificativo de "delincuentes", "bandoleros" o "subversivos" propios del lenguaje político de los militares; el tratamiento político de un problema que según los altos mandos militares debe ser tratado mediante la fuerza, generó dos posiciones antagónicas de las élites del poder. La del presidente Betancur que represen­taba un sector del poder civil con una concepción diferente y coherente  de los orígenes de la violencia, y la de los  militares que veían al propio Presidente como un títere del comunismo: 

          Lema Henao General(r) del ejército, censuró de mane­ra irónica la estrategia de Diálogo Nacional y anotó que el presidente Betancur es el que ha tenido un mayor    poder militar, por cuanto cuenta con cuatro ejérc­itos bajo sus órdenes: El Ejército Nacional, al cual él pertenece, y otros tres de los cuales el primer mandatario les dió vida legal:  el M‑19, las Farc, el EPL, `que tienen uniformes, armas, territorios propios y cumplen una función más amplia que la nuestra', ase­guró que el gobierno está coadyuvando a fusionar tales ejércitos `con el fín de cumplir uno de los propósitos de la guerrilla: d­esaparecer el estorboso Ejército Nacional y darle vida al ejécito popular del pueblo, para beneficio del nuevo sistema que se trata de implantar en Colombia'.[xxxiii]



Ya desde que el presidente Betancur impulsó la Ley de Am‑  nistía, los militares empezaron a manifestar su inconformi­dad. El gobierno civil se comvertía, según ellos, en un protector de la guerrilla y con ésto en un obstáculo para  los propósitos militares de aniquilamiento:  "...Cada vez  que se acercaba su aniquilamiento (habla de la guerrilla)  por la acción de las tropas, la política jugaba su papel y la administración de la violencia el suyo, y al impulso de las dos, se alzaban como manto de protección la amnistía y el perdón para detenerlo".[xxxiv]

La línea política de la Seguridad Nacional de los militares que se orientó en todo momento al desmonte de la política de paz de Betancur sería retomada por sectores liberales y conservadores, sectores gremiales, por altos jerarcas de la Iglesia Católica y un amplio sector de los medios de comunicación bipartidistas para impedir la integración de la guerrilla a la lucha política legal. El reformismo orietado a llenar los vacíos estructurales y del Estado determinaría en forma connatural un cambio en la ideología de l­­as Fuerzas Armadas, una transformación de su propia forma d­­­e concebir el orígen del conflicto armado, condición que  d­­­ifícilmente estarían dispuestos a aceptar.

3.5.  LA GUERRA SUCIA: UN OBSTACULO PARA EL DIALOGO

La represión denunciada desde el Gobierno de Turbay Ayala, no desapareció durante el gobierno de Belisario Betancur.

En 1983, la Procuraduría General de la Nación publicó un informe sobre el MAS, en el cual sindicaba a 59 miembros de las Fuerzas Armadas de pertenecer a esta organización paramilitar.  Varios Senadores liberales y conservadores finan­ciaban y dirigían la creación de éste tipo de grupos de ex­trema derecha.  El más reconocido, Pablo Emilio Guarín fué denunciado en varias ocasiones por los dirigentes del Partido Comunista de ser el jefe del MAS en Puerto Boyacá, y de convertir este municipio en un fortín nacional de sicarios que tenían la misión des asesinar a dirigentes de izquierda.

A lo largo de la administración Betancur se presentó un incremento progresivo de asesinatos de dirigentes políticos de izquierda, sindicalistas, sacerdotes y amnistiados.Las torturas, las desapariciones y las detenciones injustificadas nunca desaparecieron del escenario político, como se podría pensar en un gobierno que le había declarado la  paz a los colombianos.los estudios del Cinep, con respecto al desarrollo cuantitativo de la represión y de la violación de los Derechos Humanos en Colombia muestran una disminución a lo largo del periódo del Presidente Betancur en comparación con el Gobierno de Turbay Ayala de los promedios mensuales de detenciones con carácter de represión sobre movimientos populares o políticos de oposición, y de torturas, pero un exage­rado incremento de los promedios mensuales de detenidos‑desaparecidos, asesinatos fuera de combate y de muertos en combate.

El promedio de detenciones a lo largo de la Administración Turbay Ayala, fué de 338 por mes, mientras que durante la administración Betancur el promedio disminuyó a 158 detenciones mensuales.  Así mismo, el promedio mensual de torturas disminuyó de 125 durante el Gobierno de Turbay a 26.7 a lo largo de la admnistración Betancur.

Los detenidos‑desaparecidos que a lo largo de la adminis‑
tración Turbay Ayala se presentaron en un promedio mensual de 4.1, aumentaron a 7.5; por último, los asesinatos fuera de combate aumentaron casi en un 600% de 10.4 mensuales a lo largo del gobierno turbayista a 61.5 durante la administración Betancur.[xxxv]

Un interesante resumen de la represión institucional a lo largo de la administración Betancur, comparada con el últi­mo año del gobierno des Turbay Ayala la encontramos en la siguiente tabla:[xxxvi]

En realidad la violencia nunca desapareció del escenario de confrontación política desde que se firmaron los acuerdos de La Uribe.  Esta fue un recurso permanente de sectores de las guerrillas que nunca estuvieron de acuerdo con el dialogo y la lucha  política legal.  Y también de las Fuerzas Armadas para obstaculizar el desarrollo normal del proyecto de pacificación con la escusa del porte ilegal de armas por parte de la guerrilla y del derecho constitucional de las Fuerzas Armadas a la precencia en cualquier lugar del territorio nacional.

La masacre de Tacueyó durante el segundo semestre de 1985  y la toma del Palacio de Justicia tanto por el M‑19 como   por el ejército fueron quizá los dos hechos más sobresalientes que les recordaban a los colombianos que el conflicto armado proseguía y que la tan anhelada paz aún se demorará no sabemos hasta cuando.

Según datos militares, el número de victimas en los enfren tamientos armados a lo largo de 1985, ascendió a 1.707: 291 militares; 726 civiles y 690 guerrilleros. En 1986 el número de victimas fue de 1.725:  364 militares, 797 ci­viles y 564 guerrilleros.

En Colombia la impunidad es la norma general que rige todo tipo de investigaciónes acerca de asesinatos, detenciones o desapariciones.  Los Partidos se han preocupado poco o nada por crear normas legislativas en el Congreso que le den ma­yor operacionalidad y eficiencia al sistema de justicia, acudiendo en muchas ocasiones a la justicia militar para que investigue éste tipo de hechos, muchos de los cua­les son responsabilidad directa de los propios comandantes de brigada.

A lo largo de la administración Betancur, la preocupación de los Partidos por desmontar su política de paz fue mayor que la disminución acerca de la crisis constante  y permanente de Derechos Humanos.  La mayoría de los parlamentarios que se han dedicado a la defensa del Derecho a la vida eran tildados por las propias Fuerzas Armadas como "subversivos" y tenidos en cuenta para su posterior inclusión en las listas negras; de ésta forma el bipartidismo como  sistema excluyente corroboraba una vez más que su  legitimidad y continuidad fue y ha sido posible a través de la re­presión.

3.5.1  LA UNION PATRIOTICA

Uno de los hechos más significativos de los acuerdos de paz fue el surgimiento de la Unión Patriótica. El lanzamiento por parte de las Farc de un movimiento político amplio, propuesta a la cual adhirieron  otras fuerzas de izquierda, parecía ser el canal más importante a través del cual un s­ector del movimiento guerrillero se integraría a  la vida l­­egal.

Sin embargo, esa posibilidad fue paulatinamente obstaculiz­ada, en la medida en que este movimiento empezó a ser víc­t­ima de la violencia paramilitar. Finalizado el periódo d­el Presidente Betancur, las cifras eran escalofriantes: 1­­88 m­­iembros asesinados, entre militantes y dirigentes(98). Un pro­medio mensual de doce victimas de una violencia sis  temá­tica y selectiva que tenía como objetivo superior impe­dir l­­a co­nsolidación de un tercer movimiento político que  comp­itiera mano a mano con el bipartidismo el manejo del   país.

Un editorial de El Tiempo advertía del peligro que para un buen sector de la clase política significaba la entrada en el escenario político de ese nuevo movimiento: 

          ...no vamos a permitirles es que actúen con el fusil en una mano y el voto en la otra (...) si el gobierno no es capaz de desarmar a quienes aún no han entregado las armas cuando transiten por los caminos electorales, el pueblo sabrá actuar con decisión como lo ha hecho en el pasado contra cualquier intento de imponer un Gobierno o una ideología más si ella es totalitaria por la fuerza".[xxxvii]


Los departamentos con mayor índice de dirigentes upecistas asesinados entre el primero de abril de 1985 y el siete de Agosto de 1986 fueron:  Valle 29, Cundinamarca 28, Huila 2­4, Santander 22, Antioquia 20, Norte de Santander 10, Meta 9­­, Cauca 9, Tolima 6, Caquetá 6.  La responsabilidad del m­­­ayor número de asesinatos recayó sobre los grupos paramil­i­tares quienes ejecutaron 104 actos criminales.

La preocupación de los Partidos por garantizar el pluralis­mo y la libre expresión, fue opacada por los apetitos electorales; el hostigamiento militar manifestado medi­ante un acoso permanente, el decomiso de votos y una olea­da de propaganda anticomunista resaltaba frente a las "ple­nas garantías para todos los colombianos" prometidas por J­aime Castro, Ministro de Gobierno.

Aún así, los resultados electorales del 9 de marzo de  1986 significó para la UP el más importante avance electoral de la izquierda que se hubiera conocido en su historia:  14 p­­­arlamen tarios (5 Senadores y 9 Representantes), 18 diputa­d­os y un buen número de concejales.



[i].FIERRO T.,Leonel.Lista declaración de las Farc sobre cese al fuego.El Tiempo,May.,26,1984. P. 15A
[ii].TURBAY,Julio César. Discurso de posesión. En: Memorias de un cuatrenio. 1978-1982. Presidencia de la República. Bogotá,1983. T. 4, P. 6.
[iii].BETANCUR,Belisario.Discurso al tomar posesión como Presidente de Colombia ante el Congreso. El Tiempo,ago.,8,1982. P. 1B
[iv].BETANCUR,Belisario.Discurso ante el Congreso el 20 de julio de 1986.El Espectador,Jul.,21,1986. P. 8A

El dirigente Liberal Jaime Castro, Ministro de Gobierno durante la administración de Betancur,explica que para ese momento la solución al problema de la guerrilla por parte del Gobierno debería ser política ya que "...Lo que estaba en juego era no la supervivencia de ninguna de las dos colectividades tradicionales,sino el mismo sistema democrático en sí mismo sonsiderado y que la solución debería ser política". CASTRO,Jaime.El proceso de paz en Colombia.Revista del Centro de Estudios Colombianos.Abril 21 de 1987.
[v].BETANCUR,Belisario. El Tiempo,Ago.,8,1982. P. 1B
[vi].EL PLAN SOCIAL POR LA PAZ.Una estrategia de participación comunitaria. Ob. Cit. P. 2
[vii].Ibidem
[viii].Ibidem
[ix].BETANCUR,Belisario. Discurso de instalación de las sesiones del Congreso el 20 de Julio de 1986. Ob. Cit.
[x].BETANCUR,Belisario. Discurso ante el Congreso el 20 de Julio de 1986.
[xi].Ibidem
[xii].Cambio con equidad.Bogotá,1985. P. 7
[xiii].EL PLAN SOCIAL POR LA PAZ.Una estrategia de participación comunitaria. Ob. Cit. P. 2
[xiv].Consta de 20 puntos el documento de objetivos del grupo de Contadora y los países centroaméricanos para la distención.Ganma (La Habana), Oct.,16,1983. P. 3
[xv].Comunicado conjunto de la comisión de paz con las FARC. En Revista Documentos políticos,Bogotá,No 153.
[xvi].DUVERGER,Maurice. Sociología Política. Ob. Cit. P. 260

[xvii].CASTRO,Jaime. Ob. Cit. P. 42
[xviii].Ibid., Pp. 40-41
[xix].El día de la Paz. Voz,May., 24,1987. P. 3

El documento fue firmado por : Roberto Gerlein (Partido Conservador),Gilberto Vieira (Partido Comunista),Jaime Castro (Partido Liberal) entre otros.
[xx].Al preguntarsele si las Farc podrían pasar de la lucha armada a la lucha política legal,un dirigente de ese movimiento señalaba:

"...Si el gobierno logra hacer las reformas a la Constitución,reformas políticas y estas son posibles de aplicar,eso quiere decir que nosotros tendríamos garantías de participar en una campaña y de buscar elegir a nuestros representantes". Vease: ARENAS,Jacobo.Cede al fuego.Oveja negra,Bogotá,1985. P. 8
[xxi].Ibid., P. 67
[xxii].LARA,Patricia.Siembra vientos y recojeras tempestades.7 ed., Planeta,Bogotá,1986. P. 302
[xxiii].Vease: V Foro por los Derechos Humanos. Por el Derecho a la vida y la Democracia. Declaración final.
[xxiv].Notas editoriales.La tregua armada Nueva frontera (489):2-6, Sep., 3-9,1985. P. 58

[xxv].De la paz de las armas.La República,Abr.,4,1984. P. 4

Otro periódico del país señalaba: "La apertura política como el Diálogo Nacional son sofismas de distracción para entretener la opinión pública,mientras con cualquier pretexto de incumplimiento dentro de sus verdaderos planes esté el de la confrontación democrática en las urnas". Vease: Editorial. Las dudas de Lleras Restrepo. El Pueblo,Sep., 3,1984.

[xxvi].Partido Liberal Colombiano. El Partido Liberal y la  defensa de las instituciones democráticas. Texto de la declaración emitida por los directores adjuntos del Partido Liberal,el 29 de Octubre de 1985. P. 13
[xxvii].El Tiempo,Nov.,18,1984. P. 1A
[xxviii].El Tiempo,Nov.,2,1984. P. 1A
[xxix].La República, Nov.,16,1984. P. 3A
[xxx].El Tiempo,Nov.,18,1984. P. 4A
[xxxi].LOPEZ PULECIO, Oscar. Precisiones. El País, Nov.,24,1984. P. 4A
[xxxii].FUERZAS ARMADAS DE COLOMBIA.Grupo de estudios Sociales.La democracia avanzada. Bogotá,1985. P. 1
[xxxiii].LEMA HENAO,Bernardo. La política de paz amenaza las instituciones. En: DE LA TORRE,Cristina. (comp.) Reformas políticas. Apertura democrática. Oveja negra,Bogotá,1985.

En una entrevista con Patricia Lara,el antiguo Ministro de Defensa Luis arlos Camcho Leiva,señalaba con respecto a la Política de Paz de Betancur: "Yo no diría que fue inmoral sino equivocado. El Presidente Betancur se equivocó: con el diálogo con la forma como atrajo a esas gentes hacia el Gobierno,les dio oxígeno.Los llevó de la selva del derrotismo al Palacio Presidencial". Vease: LARA,Patricia. Habla Camacho Leiva. Los civiles instigan algolpe. El Tiempo, May., 24,1987. P. 12A
[xxxiv].LANDAZABAL,Fernando. El Precio de la Paz.Ob. Cit. P. 26

[xxxv].Estas cifras pueden consultarse en: Derechos Humanos. Un balance contra la vida. En: Revista Qué pasó? Coyuntura trimestral. Cinep,Oct.-Dic. 1987. No 19. P. 43
[xxxvi].Ibidem
[xxxvii].Dirección Nacional de la Unión Patriótica.Detener la guerra sucia.Solidaridad con Colombia. Boletín informativo internacional. Bogotá, 1988.